El científico es alguien que está
más allá de convicciones, creencias o corazonadas.
El científico piensa, actúa,
experimenta. Comprueba y descarta.
El científico muchas veces se
equivoca. Otras más acierta.
Así deambula en la vida; ideando
y actuando. Ideando y actuando.
Tiene sus herramientas. Sus
campos de cultivo y experimento.
Viaja. Ambiciona curar. Está convencido
de que su trabajo ayudará; que sus hallazgos serán de utilidad para la gente.
Lo hace y muchos lo
descalificarán. No es su culpa; hay conceptos superiores que no cualquiera
puede comprender.
Es así. Está condenado a una oscuridad
recurrente. Una idolatría parcial. Una incomprensión bestial.
Pero de vez en cuando, sí, de vez
en cuando acertará. Acertará y le dirá al mundo, lo que encontró.
Será una cura, quizá algo más. No
lo sabemos, pero estamos esperanzados que así sea.
Por ahora el científico hizo un
pequeño descubrimiento.
Nuestro ya querido compañero tenía
la idea de que hay especies que nunca cambian; seres que sin importar el disfraz
en el que pretendan camuflajearse siempre serán los mismos.
Que hay ratas que aunque
pretendan ser blancas y crecer, nunca podrán ser algo más que ratas.
Cucarachas y burros que pretenden
ser ciempiés y caballos, pero en algún momento siempre se devela su verdadero
rostro.
El fin de semana el científico
descubrió que hay horribles seres abominables que nunca cambian. Acomplejados que siempre
lo serán. Con la tóxica piel azul y oro.
Pikolines que llorando y llorando
ven la vida pasar.
Así, el científico lo vio. Lo vio
y lo quiso desaparecer.
Y al final, todos somos Darwin.
El científico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario