sábado, 21 de marzo de 2015

Acerca de una catástrofe (Veracruz 4 vs Club América 0)


Para el público una derrota así no deja lugar a dudas: algo se echó a perder en el interior del nido y el miasma, antes apenas perceptible, llegó con la fuerza de cuatro ciclones al olfato de todo el mundo, haciendo innegable su existencia. El técnico ha tenido jornadas duras en las que a sus ojos se ha revelado que solo tiene dos o quizá tres elementos en su mejor nivel; el resto, en el mejor de los casos, se encuentra batallando con lesiones, falta de pretemporada. El peor de los casos: nunca tendrán el nivel para defender esta playera.
Aunque de ninguna manera podemos afirmar que los recientes resultados sean total responsabilidad de él, el entrenador sudamericano parece sumergido en un tobogán de descalabros y marcadores escandalosos que lo ponen ya al filo de la guillotina para un nutrido sector de la afición azulcrema. La sed de venganza quizá está siendo mal encausada por los millones de hinchas americanistas, ya que si bien América se encuentra perdido en los tumbos, es en principal medida, por la soberbia a nivel dirigencial y la seguidilla de malas decisiones, pues entre polémicas decisiones respecto a los entrenadores anteriores y una constante mala planeación y nula visión cada seis meses para llevar a cabo transferencias que beneficien más al equipo que a los bolsillos, han puesto a Las Águilas en esta situación. La deshonrosa presentación en el Pirata Fuente fue sólo el síntoma que faltaba para internar al enfermo; ahora este necesitará más que un simple cambio; no bastará el dinero ni tampoco el hablarle bonito o un “vamos, vamos, arriba, arriba”.
Al entrenador podemos reclamarle que la defensa se le ha ido desmoronando con el paso de las jornadas. Que su mediocampo carece de toda lógica y de todo talento también. Y que adelante pareciera como si no trabajara nunca, pues el equipo se muestra tan inofensivo como un kleenex limpio. América está enfermo. No es terminal, pero tampoco puede presumir de nada. A este equipo no le sobra ni un pase, y sí en cambio, le falta un mundo de trabajo, recursos, actitud y fútbol.
Hasta hoy, no queda claro si todos están listos para recuperarse. Parece que hay algunos que se lo están pensando más de la cuenta.

Los anteriores párrafos son un tributo a aquellas calamidades que tuvimos la desgracia de sufrir como representantes de nuestra pasión en aquel fatídico 2008 y en especial en ese, ahora no tan lejano, 4-0 contra el Veracruz de Herrera.




El viernes pasado, 20 de Marzo de 2015, las cosas se asemejaron tanto que hasta más de uno recordó esos tiempos tenebrosos.  Está en los nuevos protagonistas e involucrados recuperar el paso. Para volver a ponerse de pie hará falta valor, respeto por la playera y, sobretodo, decisión en cada uno de los protagonistas. Si alguno de todos los involucrados quiere bajarse, acá en la esquina puede hacerlo; de lo contrario, que se sume, pues la lucha recién empieza y lo más difícil lo estamos atravesando.

#ReGoleados

miércoles, 18 de marzo de 2015

Horrible América. Horrible (Concacaf Liga de Campeones Semifinal Ida: Club Sport Herediano 3 vs Club América 0)


No le encuentra la vuelta


Todo se volvió un desastre. Hace no más de diez días ya se escribía en este blog que América jugaba feo, que tenía una patética carencia de juego de conjunto y los ideales del entrenador no se observaban en el campo de juego. Con titulares o suplentes.

Para este encuentro la película ya venía anunciando el vendaval y un día antes del juego América perdió a Muñoz y Peralta por lesión. Una baja más a un equipo que tiene más lesionados que el sexenio.  Ante las lesiones, Matosas paró con lo que le quedaba un equipo defensivo con la idea de ampararse en la solidez de los centrales para aguantar el cero y buscar en el descontrol de Darwin y Arroyo peligro al frente. Como todos vimos, esto no pasó ni cerca.

¿Y por qué no ocurrió?

Bien, pues no ocurrió porque América confundió un partido de semifinal en el que había que mostrar intensidad y simplemente cruzó a la frontera a la violencia y el nihilismo del balón.
Atrás, un arquero que jamás ha dado seguridad volvió a tener una exhibición fatal en un partido clave y una defensa que aguantó lo que pudo hasta que finalmente se desmoronó en la soledad de su lucha, pues el inexistente medio campo jamás fue capaz de contener al rival; mucho menos de hacer presión y recuperación para darle salida rápida hacia al frente. Mientras el "ataque" quedó en los botines de dos  (2, sí, solo 2) hombres acostumbrados, aunque no lo parezca, a ser mensajeros y piezas de acompañamiento NO solistas ni mucho menos referentes de área, dando como resultado una raquítica posesión de balón y UNA sola llegada al arco en 90 minutos.
 América se fue cayendo con el andar del reloj y se terminó de derrumbar cuando recibió el primer gol, a lo que siguió y, como suele sucederle a equipos con propuestas tan dudosas, modificaciones forzadas para buscar emparejar las cosas. La igualada nunca llegó. A pesar del ingreso de Sambueza en un intento desesperado de que las jerarquías individuales volvieran, como en la llave pasada, a apagar el fuego. Pero Sambueza, como Quintero y Arroyo, tampoco tuvo para quién jugar ni a quién asistir.

Así América navegó en la incertidumbre y la desesperación hasta que recibió otras dos anotaciones y el perdón de mínimo un par de expulsiones más hasta que los noventa minutos se extinguieron. Las Águilas no perdieron ni arrastraron el prestigio por las bajas ni la cancha. Estos fueron solo factores extras que contribuyeron a que no presentara su alineación titular; pero el juego, el fútbol, con lesionados o sin ellos, lleva semanas ausente en el equipo. La presión ha llegado y examinará mucho antes de lo presupuestado a esta gestión. Mientras tanto, las formas y el buen juego nadie los ha visto.

Así no, América. Así no.

 #Papelón

domingo, 8 de marzo de 2015

Feo (Pachuca 0 vs Club América 0)




América juega mal y juega feo. Ya no es un secreto. La curva descendiente de rendimiento después de la goleada ante Chiapas venía maquillándose con resultados favorables, pero hoy, aun cuando se trata de un empate y no de una escandalosa derrota abultada, es del conocimiento general que al equipo de Matosas algo le pasa.
La presentación del pasado sábado por parte de los azulcremas es la más desalentadora en muchos meses. Sin negar que este semestre sea atípico para América, contemplando la falta de pretemporada y el poco tiempo del técnico con el plantel, los de Coapa no se pueden permitir nunca y bajo ninguna circunstancia plantarse, ya sea de local y visitante, con la pena con la que lo hicieron en el campo del Hidalgo.

América fue a Pachuca sin Pablito, Benedetto, Pellerano y Guerrero y apenas iniciado el juego se quedó sin Osvaldo Martínez, el único mediocampista central experimentado. En adelante todo el planteamiento fue sudor y sangre. Piedra y lodo. El paso de las jornadas le ha ido quitando brillo a los azulcremas; parece que el aceite del engranaje, antes escaso, ahora es simplemente inexistente. América comenzó el torneo con una clara idea: posesión, presión y ataque, pero transcurridas ya varias jornadas de su “mejor juego” la afición águila terminó viendo el sábado un performance cauto, rocoso, muy sacrificado y de mucha lucha sí, pero totalmente primitivo. A piezas ofensivas ya en bajo nivel, se le suma la nulificación que sufren por el sistema, llevando a Las Águilas a fundar sus esperanzas ofensivas en lo que pueda generar Sambueza. Con volantes/extremos (Darwin y Arroyo) que no son capaces de regular la altura de sus envíos y Peralta, que era mejor verlo el año pasado con la ilusión de que con mejores acompañantes explotaría su potencial a la certeza de verlo hoy igual de apagado.
Las mejores noticias que dejó este encuentro vienen de la parte defensiva. Ventura, Goltz y Samudio se mantienen en un nivel excepcional, siendo verdaderas murallas confiables en sus posiciones. Irónicamente, hoy por hoy, la era de Matosas tiene sus mejores hombres en la zona defensiva.
Es importante destacar, además, la participación de dos jóvenes canteranos: Daniel Vázquez y John González, quienes mostraron temple y actitud, siendo de importancia para el accionar visitante. Quizá de las cosas más destacadas de la gestión de Gustavo Matosas al frente del equipo sea la oportunidad y el juego para los jóvenes de las fuerzas básicas, un discurso que todo entrenador que ha llegado al Nido desde hace años ha dicho pero muy pocos lo han cumplido. Matosas, aunque sea por accidentes, lesiones y lo corto del plantel, lo ha cumplido.

En una Liga como la mexicana, que muestra un nivel tan decadente que las sensaciones del torneo son equipos que luchan por no descender, partidos como estos pueden darse varios y la calificación a la Liguilla no está en peligro. Pero América es un equipo grande, el más grande del país, y en el ideal de sus aficionados está ver cada semana un equipo que los divierta y alegre más de lo que los enoje y frustre.
Al América le restan ocho juegos de temporada regular antes de una hipotética Liguilla. Si conocemos a Matosas, sabemos que gusta de 13 fechas cuestionables y las últimas 4 de aceleración y embalaje para llegar en nivel ascendente a la Liguilla, una estrategia que le funcionó ya, pero estando en América, por plantel actual e historia, debería aspirar a mucho más.


#PaulAguilarNuncaMás

domingo, 1 de marzo de 2015

Claustrofóbicos (América 0 vs UdG 1)





Hay que estar ahí para creerlo. Hay que verlos fallar pases de rutina y querer terminar todas entrando con la pelota en los pies al arco para entenderlo. Hay que mirar a los cuatro hinchas de Leones Negros en el estadio celebrar con incredulidad un golazo, aferrarse a él y cantar la victoria antes de los 90. Hay que escuchar a la afición americanista abuchear al medio tiempo y contemplarlos salir del estadio minutos antes de que termine el partido para saber que algo terriblemente bochornoso ocurrió en el coloso de Santa Úrsula.

El fútbol, como todo deporte, es uno en donde se puede ganar o perder. La base del fanatismo en todo el mundo está dada por la nula certeza de un resultado, pues “en el fútbol todo puede pasar”. Tal postulado es casi siempre válido, pero cuando miras en el calendario que tu equipo, grande, poderoso y al parecer enrachado tiene la visita de un equipo como Leones Negros: al borde del descenso, inofensivo y con un conjunto de jugadores de calidad inferior al que ni siquiera la táctica le ha ayudado a conseguir puntos que lo hagan ilusionarse por mantener la categoría, es impensable una derrota.
El último lugar de la tabla porcentual solo necesitó de hacer un disparo al arco para llevarse la victoria más importante desde su ascenso. Un equipo americanista altamente errático, de soberbia actitud y pocas ideas dentro y fuera de la cancha terminó por culminar la obra de los visitantes.
Se ha visto con el correr de los partidos que al equipo de Matosas la falta de espacios le hace daño. Parece que la filosofía ofensiva de esta nueva gestión sólo puede encontrar buen puerto cuando el otro le propone de manera suicida un duelo de tú a tú dejando grandes huecos en su zona baja. Así lo hizo Jaguares y se comió cinco. Así lo hizo Pumas y no perdió por más porque las fallas fueron increíbles. Puebla y UdG no lo hicieron y ambos sacaron puntos. En América nadie entendió el juego; Matosas insiste en dejarle la responsabilidad del centro del campo a un futbolista lleno de pánico como Guerrero y desacomoda un sistema que parecía venir encontrando el rumbo por darle cabida de nuevo a un Quintero que no termina de tener el nivel que de él se espera y que al compartir la responsabilidad de creación con Sambueza termina por desaparecer. Rubens, en cambio, es el futbolista que mejor se mostró en el campo y comprendió lo que el juego requería. Desafortunadamente su decisión por presionar y recuperar el balón, sacrificio, pase entre líneas y cambios de ritmo no encontraron eco en sus compañeros que caminaron el partido en un mundo de fantasía y al final también se perdió en él.

Indudable es que el prestigio y grandeza están mucho más del lado de América que de Leones Negros.  Es responsabilidad de los primeros no mancharlo con actitudes poco decorosas y escaso compromiso. El equipo azulcrema no puede creer la premisa de que arrollará a sus rivales en cada una de sus presentaciones por el simple de hecho de haber invertido millones de dólares en futbolistas de calidad y tener al mando al técnico de moda de la Liga.

Gustavo Matosas entiende, por las declaraciones que da, lo que va ocurriendo a cada encuentro. Será de vital importancia que transmita su compromiso y claridad tantos a sus propios planteamientos como a sus futbolistas, pues por momentos estos parecen dar por sentado algo que aún está lejos de llegar.






#QuéPapelón