miércoles, 7 de mayo de 2014

La campaña que se necesitaba (?)

Certezas sólo dos: Que no tendremos América en meses y que Antonio Mohamed deberá trabajar muchísimo más si es que quiere hacer realidad la revancha que pidió y, a pesar de todos, triunfar en el reto más grande de su carrera.

Incertidumbres, muchas más.

Con el fin de la actividad por este semestre para nuestro equipo del alma llegó la, acostumbrada y clasiquísima, oleada de rumores que, aceptémoslo, hasta antes de la época Herreriana eran nuestros días favoritos. Y lo eran porque las golpeadas ilusiones se renovaban sin importar qué tan increíble fuera el rumor o qué tan rebuscado y escondido en un foro de internet fuera la confirmación de que Forlán llegaba a firmar a Coapa al día siguiente o que Rijkaard ya estaba amarrado y venía con un par de ex culés para comernos la liga. Sentíamos que volvíamos a ser. Y después, nada. Llegaba Saritama y Chucho Ramírez.

Hoy volvimos a eso, precisamente por lo mismo que siempre nos ponía ahí: una campaña flojita, con las escasas alegrías que provocan al hincha soñar y arreglar con sus devaneos lo que en la cancha no nos dan ni los jugadores, ni el DT, ni trata de solucionar la directiva desde su trinchera, si es que tenemos alguna.
Son tiempos más difíciles que los anteriores aunque la arrogancia ciega de la generalidad americanista trate de rodearla siguiendo el mismo discurso que nos enseñaron pero que cada vez estamos más lejos de ver: “No cualquiera juega en el América.  Acá las formas importan y mucho.”

Bueno, ya salimos campeones con Lapuente e hicieron “ídolo” a Layún.

La campaña que se necesitaba, no de victorias esta vez, llegó este semestre. Llegó y azotó un golpe de realidad que no todos han podido asimilar: Al menos tres equipos de la Liga tienen mejor plantilla que nosotros (incluido un rival clásico) y que a este equipo lo conocieron y estudiaron todos desde hace 6 meses; lo cual, y al mismo tiempo, nos tiene que llevar a reconocer, aunque no queramos, el  trabajo de Herrera para volver hacernos competitivos después de nefastas campañas y rescatar a jugadores que habían fracasado ya en anteriores torneos.
Pero también a decir claramente que el equipo de Herrera nunca tuvo las suficientes variantes, que igual se metía atrás a defender un gol y que a la salida de Reyes y Benítez, ambos jugadores de gran categoría y pilares del equipo, tan pilares que no se notaba lo limitados que eran algunos compañeros de línea, no se reforzó con jugadores de la misma categoría y se apostó por los cuates.- Al fin y al cabo ahí está Maza que es igual de alto que Diego o para eso se trajo a otro ecuatoriano, no importa que no muestre nada, ya lo hará algún día-.

No pasó.

 La fantasía se terminó con un duro despertar y todo el mundo lo vio en la final contra León. Al día siguiente debió comenzar la renovación. Ahí debimos mutar. Pero la ceguera, la tibieza y la soberbia no lo permitieron. Y como claramente vaticinó hasta la directiva: tuvimos un torneo de transición que muchos no acaban de entender.  

Entonces.
Mohamed no se puede equivocar más


Hoy día, y a pesar de la mayoría, la ilusión se deposita, para bien o para mal, consciente o inconscientemente, en Antonio Mohamed. Para bien porque su escoba funcione y  logre armar un buen equipo, trabaje e imprima su sello en Coapa (que lo imprimirá y si no él mismo deberá irse), y así, de a poco, sin ser el Barcelona de Pep, con un equipo sólido pero que juegue bien al futbol, subir escalón por escalón hasta el final que todos queremos.

Para mal: que El Turco fracase, que sea despedido lo más pronto posible, fecha uno si se puede, y que venga cualquier bombero a traer de lo perdido lo encontrado. Otra vuelta de tuerca a la reestructuración de siempre. Otro discurso bonito (y falso) de ganar y gustar apantalla-directivos, de ir siempre para adelante para que terminemos como casi siempre: Mordiéndonos las uñas en el último minuto y siendo salvados por algún mago en el mejor de los casos. No hay más. No hay línea ni planeación a seguir. No hay filosofía ni bases. No las hay en la directiva y en la tribuna se comienzan a nublar. Se pide la cabeza de un técnico que compitió al cuarto para la hora con un equipo que no era suyo y que se le “sugirió” no tocar. Se clama fervorosamente por su despido y se le acusa de “traicionar al Americanismo” partido a partido. Tal exageración no llegó a ocurrir sino hasta el último y, para desgracia del DT, más importante partido de su estadía. Gravísimo e innegable error sin duda, pero en este específico caso, no lo suficiente para una destitución.

Porque la frustración y los disparates comienzan cuando la ceremonia de sentarnos a mirar a tipos que juegan con el balón mejor de lo que nosotros lo podemos hacer y nos encantan a tal grado de alentarlos a conseguir sus objetivos, pues nos damos cuenta de que están muy por encima de nuestros talentos futbolísticos, se transforma en la odisea de mirar a tipos como Rodríguez o Medina y ponernos a maquinar la fantasía de estar en la cancha y saber que podemos apretar y morder mucho más o que podemos secar a ese molesto delantero porque siempre hace la misma y no es posible que no se la aprendan.

Hace unos años un directivo llegó y soltó algo que pocas veces se le había oído a otro personaje de pantalón largo en Coapa: “El objetivo es llegar al centenario del América siendo el equipo más ganador del país”. El responsable de esa declaración ahora está sumamente atareado revisando los menús de comida para la selección nacional en el mundial después de irse de su cargo en lo que pudo ser un momento histórico para el equipo.

Al América se le pide hoy y siempre actitud y que dignifiquen y respeten la playera. Que los jugadores siempre, y a pesar de sus limitaciones, den lo máximo de sí. Que el cuerpo técnico busque con sus planteamientos darle alegrías a la tribuna. Que la directiva procure siempre armar al equipo con jugadores de categoría acorde al club y que mantenga la operación tras bambalinas funcionando correctamente.  
Ahora tienen meses para trabajar y presentar un buen equipo de futbol. La exigencia y la paciencia, ahora sí, será corta y con justicia.

Al menos en este sitio, se espera mucho de Mohamed y lo que pueda conseguir. En unos cuantos meses sabremos los resultados.

Porque esto significa para millones algo que otros nunca podrán entender. Vamos siempre Águilas.