domingo, 9 de agosto de 2015

El golpe que cambia las cosas (Pachuca 0 vs América 3)



Ya se mencinaba aquí que este partido podría definir, aunque muy temprano, el rumbo de la gestión de Ambriz. El resultado favorable llegó para Nacho acompañado de la buena práctica de fútbol que ya había mostrado el equipo la fecha anterior contra Atlas, pero esta vez las pelotas se mandaron al fondo de la red y no hacia los aviones, haciendo muchísimo más fácil un partido que se antojaba en la previa como una aduana complicadísima.
América aprovechó errores, ganó y comienza a sumar en todos los aspectos.

domingo, 2 de agosto de 2015

La desventura de Ignacio (Club América 1 vs Atlas 3)




Ignacio Ambriz, técnico repudiado desde el primer tuit rumoroso que nos trajo la fatal noticia de su nombramiento. Ignacio, importante exfutbolista del país, persona a todas luces (?) buena y trabajadora, que quizá no ha tenido fortuna como entrenador. Nacho, el amigo de Peláez, del cual es su gran e inentendible apuesta que parece más suicidio directivo que otra cosa. Ambriz, director técnico del Club América nombrado al cuarto para la hora para trabajar con lo que había y sin rechistar, después del cortocircuito con Matosas. Nacho Ambriz, el que nunca imaginó que Ventura se levantara el sábado de la cama con el pie izquierdo y diera, quizá, el peor partido de su carrera. El defensa que no le hizo honor a su nombre. Nacho el ex necaxista, probablemente tampoco pensó que Benedetto, una de sus máximas cartas al frente, decidiera salir a rematar balones de gol a los aviones, tirando por la borda sendas asistencias de Quintero; del cuál, tal vez ni el mismo Nacho pensó que daría. El pobre de Nacho quizá hoy estaría más tranquilo si nada de lo anterior hubiera ocurrido. Porque su equipo, si bien tiene graves y notorios errores defensivos que denotan falta de trabajo táctico, no dio un mal partido. No le faltó coraje que sustituyera las carencias y errores. No le faltó lectura de juego y generación hacia al frente. No le faltó, incluso, valentía y arrojo desde la banca. Quizá hasta le sobró. América y Ambriz intentaron, lo tuvieron a tiro de piedra, pero la máxima de “los goles que no hagas te los van a hacer” se cumplió una vez más. América falla atrás porque no tiene trabajo; quizá le falte otro central de buen nivel. Falla en el mediocampo porque no tiene mediocampistas de calidad, porque no los ha tenido en un buen rato y parece que dentro del club nadie se ha querido dar cuenta. Falla al frente porque Bendetto es así, de sensaciones y ratos. No es Batistuta, si metiera todas hace mucho que estaría en Europa. Y el Oribe Peralta que nos vendieron solo de vez en cuando se aparece por acá. El resto, a excepción de Sambueza que como siempre da muchísimo, necesita de un sistema y equipo que funcione bien. Que oculte sus carencias y, en base al juego de conjunto, resalte alguna virtud. Situación ideal que por el momento no está, pero si te detienes a pensar, quizá el sábado entre las decenas de fallas y amarguras, algo de luz se pudo observar.

Esta es la desventura de Ignacio; ir último de la tabla con el peor arranque desde el 97, aficionados urgidos de otra derrota para posicionar a su verde y ecologista candidato; mientras él espera el golpe de suerte que cambie el rumbo de las cosas. Contra Pachuca se podría dar. 
Para bien o para mal.

 Los aviones no quieren tus remates, Benedetto.

martes, 28 de julio de 2015

Sin verso ni fútbol (Puebla 4 vs Club América 2)




Acostumbrados estábamos a que en los más recientes 4 años cualquier derrota, tropezón, amague de fracaso y mala racha encontraba en la espalda (y el ego) del entrenador su lugar de reposo y la personalidad de este se encargaba de crear un mejor ambiente, aún en la adversidad. Así lo pasamos con los últimos tres, incluso hasta Reinoso. Hoy el panorama es completamente distinto, y tan distinto es que de pronto nos encontramos con muchísimas más dudas que certezas.

¿Qué es lo que pretende Ambriz? ¿A qué quiere jugar? ¿Cuál es su verso? ¿En que se excusa para justificar un mal juego del equipo? ¿Cómo buscará recomponer un camino que ni bien apenas inició y ya empieza a oler a ultimátum cada partido por jugar?

Son preguntas que todos nos hacemos y las explicaciones se divagan en el aire porque es un misterio las respuestas que tenga el entrenador.  Y es un misterio porque a lo largo de la pretemporada y este partido inicial de la Liga MX, la escuadra de Ambriz no ha mostrado, a excepción de 30 minutos con L.A Galaxy, absolutamente ningún rastro de cohesión, progresividad o esperanza de conjunción. Y es que, si bien América no dispone de toda su plantilla y si en cambio se encuentra lleno de bajas por selección, suspensión y lesiones, el entrenador no pudo conseguir que el grupo con el que trabajo toda la pretemporada mostrara un rasgo de identidad y conjunción el pasado domingo en Puebla.
Como si se tratara de una repetición de alguno de los juegos de preparación América mostró el domingo muchos vicios y ninguna virtud. Fue Andrade quien se mostró más participativo y voluntarioso en el juego, y aunque casi nunca con claridad, fue él quien, con una sobresaliente corrida desde mitad de campo puso arriba muy temprano a Las Águilas. Después, lo mismo que vimos antes. Hugo González quitándole lo poco de seguridad que le quedaba al aparato defensivo con sus ya clásicas actuaciones desastrosas. Y la calamidad González coexistiendo con todas las fallas del equipo: una línea defensiva a la que la más simple pelota entre líneas o a la espalda le hace un daño terrible, un mediocampo que se pretende ágil, flexible y con movilidad, pero termina completamente partido; fundidos los unos, desinteresados y anulados los otros. Quizá lo mejor (?) del partido fueron los cambios de Ambriz: Quintero, Rivera y Marín le dieron al equipo nuevos bríos y consiguieron plantar muchísima mejor cara.

Al final del día América papeloneó contra una agradable propuesta de Marini, pero que no deja, sin embargo, de ser tan solo un equipo que buscará pelear por no descender.
América, por el contrario, en el papel y por historia, busca y no le interesa otra cosa que ser el mejor del país y ganar el campeonato. Y eso lo sabemos todos.

Bueno, casi todos, menos Peláez y compañía. Porque no nos olvidemos que si América jugó y acusó la falta de plantel competitivo en la fecha 1 y por momentos fue bailado por Puebla, es simple y sencillamente porque su escalada de decisiones (hablamos de mínimo 3 semestres) han puesto al equipo así.

#HugoGonzálezNuncaMás

jueves, 21 de mayo de 2015

El problema viene de arriba




Brutalidad. Presupuesto. Disfrutar. Mutuo acuerdo. Son palabras que hemos leído y escuchado lo que va de esta semana, la más larga de los últimos tiempos, pues lo que parecía una tranquila pretemporada americanista de pronto se inmoló luego de una cena entre Gustavo y Peláez; lo que en principio fue una junta de planeación rutinaria se rompió en el tema de los refuerzos. Creámoslo o no, Matosas decidió abandonar el equipo luego de la negativa del presidente deportivo a cumplir su lista de jugadores requeridos para reforzar la plantilla de cara al próximo y ocupado semestre que se avecina. Montados ambos en sus respectivos burros, uno en una poco realista ambición y otro en su ya común austeridad tacañería, fue imposible lograr un punto de equilibrio (como toda la temporada de Matosas) y de común acuerdo se van por caminos separados.

Ricardo Peláez, hasta hace dos semanas, era alabado por propios extraños luego de un título más bajo su gestión. De ser el nuevo Panchito Hernández no bajaban los halagos. Como casi siempre suele suceder en el periodismo deportivo con más público, los grandes medios y las opiniones de masas, la gestión de Peláez se estaba magnificando por resultados mas no por el proceso o el camino completo. O Las formas. Je.
Si bien Peláez es un directivo capaz, serio, honesto y comprometido (?), no han sido los títulos su gran aporte sino la transmisión de sus valores de directivo antes mencionados al club, regresándole así, la estabilidad y seriedad necesaria. Ese ha sido su gran aporte. Plataforma sólida que hizo que los dos proyectos serios que formó, hablo de Herrera y Mohamed, dieran los resultados esperados.
 El problema viene cuando esos valores se trastornaron en soberbias y caprichos. 
Peláez, y lo menciono siempre a él por ser el encargado del área deportiva que es lo que nos importa aquí, perdió honestidad y credibilidad en el caso de El Turco; ganó soberbia armando un plantel de veintitantos millones de dólares sin consultar antes con su capricho: Gustavo Matosas.

El uruguayo llegó ilusionando a todos y con una linda teoría que nunca pudo comprobar en el campo de juego. Se puede alegar en su defensa que para jugar a lo que él pretendía hacía falta otro tipo de jugadores. Y es cierto. Como también es verdad que un técnico serio no agarra un plantel previamente diseñado, sin opción de tocarlo y sin poder incorporar, al menos, un jugador de su confianza. Así Gustavo se fue a los tumbos por el semestre, con unos partidos mejores que otros, varios desastres y la gran conquista de la Concachampions, con el magnífico levantón que le dio al equipo en el medio tiempo.
Gustavo terminó la temporada más que estable en el cargo, pero desde mitad de torneo parecía tenía más ganas de irse que de quedarse. La verdad histórica (?) de los refuerzos huele más a pretexto que a realidad, pues todo técnico menos los del Madrid pueden decir que su lista de peticiones nunca es cumplida al cien por ciento. Aunque dicha lista contenía magníficos jugadores, es irreal pretender que llegaran todos considerando que el presupuesto del año ya había sido malgastado y desperdiciado en el primer torneo, en otros magníficos jugadores, pero sin la certeza de que en realidad fueran los que necesitaba el equipo y el sistema del nuevo entrenador. Craso error.
Por otra parte, un entrenador que no es capaz de darse cuenta de la realidad de su plantel, sus puntos fuertes y sus lados endebles, y se aferra a su idea en pos de un gozo personal y no del mejor rendimiento de su equipo considerando las circunstancias, no es un DT serio ni es nada. No es valentía mantenerse en la apuesta de un equipo con vértigo y ofensividad cuando no hay medio campo que lo respalde. Es incompetencia. Gustavo se equivocó, se bajó del barco a la segunda inconveniencia y nunca sabremos si hubiera sido mejor la siguiente campaña con sus elementos.

Al final, la gran apuesta de Ricardo Peláez, después de haber cimbrado un equipo campeón y usar el presupuesto del año en refuerzos del gusto del técnico anterior para dárselos al nuevo, terminó de forma abrupta. Duró apenas cinco meses y un día.
Es responsabilidad de Gustavo Matosas no haber llegado más lejos en una liga por demás ganable y abandonar el cargo sin una explicación que termine de convencer.
A Peláez, en cambio, le toca hacerse cargo de una cadena de malas decisiones que vienen desde diciembre. Una desastrosa planeación para el semestre que termina y un negro futuro en puerta, con poco dinero para reforzar las zonas donde claramente se necesita y el trabajo de nombrar al DT sucesor, que por los rumores, son más atentados a la historia del club y a sus propias palabras, que verdaderos tipos con credenciales para el cargo.
Parece que a Ricardo se le infló el ego y más que un técnico serio y con carácter busca a un gerente de una multinacional que le administre el plantel que tanto trabajo le costó armar y no tenga la osadía de pedirle algo más.

No hay más palabras, señor juez: El problema viene de arriba.

 

domingo, 17 de mayo de 2015

Siempre uno menos (América 3 vs Pachuca 4)


No siempre la mística y la playera alcanzan.


Cuando un equipo recibe siete goles en total, cuatro de ellos en casa, en una serie definitiva a ida y vuelta no hay muchas chances para terminar pasando; por más huevos, corazón y valentía que se le ponga al asunto.
América y Gustavo Matosas en especial, no aprendieron nada del torneo regular y de la ida contra Pachuca, y para la vuelta volvieron a plantarse igual. América fue a lo largo del torneo un equipo lleno de voluntad, coraje y buenas intenciones. Y también fue un equipo completamente desequilibrado, con horribles huecos en zonas críticas y una soberbia que nunca le permitió crecer a un nivel que reflejara la buena calidad de sus elementos.
Un partido que resultó épico, dramático y por momentos ilusionante para toda la nación azulcrema, pero que no debe maquillar ni servir de distractor para no ver lo que estuvo siempre ante nuestros ojos. América no quedó fuera, aunque lo parezca, por un penalti dudoso en el último suspiro del partido. Tampoco la eliminación fue porque Darwin no fue capaz de guardar el balón los últimos segundos que le quedaban al encuentro, prefiriendo un disparo desde media cancha contra el arco contrario. No. América quedó fuera contra Pachuca porque el entrenador, en su soberbia, sacrificó las esperanzas de semifinales en pro de respetar una idea o táctica que nunca en el torneo se dominó y que el rival supo descifrar y encontrarle las lagunas donde sacar redito.
Ese fue el América, un puño de ganas por atacar y siempre marcar uno más que el rival. Pero en la cancha, cuando la teoría tuvo que ser llevada a la práctica, siempre encontramos un puñado de valientes desbocados intentando atacar pero desordenadamente y sin un respaldo que los hiciera fuertes. Gustavo decidió pintar en las alturas sin construir los andamios que lo mantuvieran sin caerse y se comió 7 en dos juegos. No hay muchas otras cosas más que decir. Como aficionado se reconoce el esfuerzo y la actitud que siempre se le vio al equipo, pero también es momento de analizar la idea de un técnico que, por más necedad que valentía, nunca supo corregir el rumbo de un equipo destinado a recibir más goles de los que pueda marcar.

Un final abrupto para un torneo sumamente irregular que deja más interrogantes que certezas.

jueves, 14 de mayo de 2015

Otra vez a lo de antes (Pachuca 3 vs América 2)



Muy rápido América se olvidó de lo que le había venido dando resultado. Tan rápido lo olvidó que antes de los cinco minutos de juego ya lo perdía por uno a cero en el Hidalgo. Ni bien se asentó en el campo, Pachuca descifró pronto las desordenadas y poco compactas líneas americanistas y en el gran espacio entre los defensores y los contenciones, Gutiérrez puso el balón lejos del arquero águila para irse arriba en el marcador. América fue el mismo manojo de buenas intenciones, actitud ofensiva y grandes lagunas atrás de todos estos meses hasta que de nueva cuenta fue golpeado, esta vez con Pachuca surgiendo desde el lateral, aprovechando la poca vocación defensiva de un Arroyo que por el caos del conjunto terminó en zonas inexploradas para él. Ni veinte minutos y el visitante ya estaba contra las cuerdas por 2-0.
Sin que mucho cambiara, pero con mayor posesión producto del repliegue local en busca del contragolpe, América encontró el descuento gracias a un tubazo de Arroyo que tomó desprevenido al veterano Óscar Pérez.
América, manifestó las mismas buenas intenciones de siempre pero sin la solidez y organización de los últimos partidos y sí, en cambio, con el total alargamiento de sus líneas y el desorden posicional que tan trágicos resultados le dieron antes. Después de una rápida respuesta local al 38, América volvió acortar distancias hasta cinco minutos después de haber iniciado el complementario. Pero no fue sino hasta la mitad del segundo lapso que Gustavo ajustó el sistema y comenzó buscar cerrar el juego en base a orden y mayor poblamiento del mediocampo. 3 mediocampistas tomaron el lugar de un par de atacantes y un volante. Con el doble cinco formado con Guerrero y Pellerano, América controló mejor las acciones, sin dejar de sufrir alguno que otro susto y tampoco sin renunciar del todo al ataque, pues el empate estuvo también cerca de llegar. Después de 90, aunque se pudo empatar en algún momento, el 3-2 terminó siendo un buen resultado para lo visto en el campo.

No hay mucha ciencia en este América; el equipo es un compilado de emociones y muy buenas intenciones, con corazón y las suficientes individualidades para ganar partidos; pero en Liguilla se necesita también una táctica y la cabeza lo suficientemente fría para analizar, detectar y resolver problemas puntuales según los partidos. Hoy Alonso venció a Matosas, atacándolo en sus más reconocibles puntos débiles y se aprovechó que el DT visitante tardó en reaccionar para sacar un resultado favorable. Gustavo tendrá que planear muy bien la vuelta, pues en su mente debe de tener los riesgos de lanzarse desbocadamente al frente: la velocidad punzante de los juveniles de Pachuca y la lentitud de los defensores americanistas.

Para hacer una linda pintura arriba, primero hay que asegurar los andamios abajo para que no nos terminen tirando.

otra noche de preocupación

#DarwinQuinteroNuncaMás

domingo, 10 de mayo de 2015

La suerte se busca (Atlas 1 vs América 2)


Baldito, Godtz, FatMoy, OP24, Birdman, Micky Jr, Darweird, Osmaradona, Paul Eaglear, Macheperano, Osvaldtotti

América ha venido hilando una serie de resultados que, más que amparados en una base de juego desarrollada y bien trabajada, se apoya más en la actitud y la confianza por las nubes que el equipo encontró a partir de la voltereta en Canadá.

El entrenador, sin ser nada espectacular (uh!), parece que ha guardado el caviar y el champagne para mejor ocasión, pues la seguidilla de triunfos se explica por una elemental condición: solidez en el campo. América sigue pensando constantemente en el arco contrario, sí, pero ahora intenta llegar en base al trabajo posicional de sus hombres ubicados más cerca a la portería rival, con triangulaciones y velocidad y la incorporación de un volante central o algún lateral. Ya no más el –vamos todos a la carga barraca y que sea lo que Dios quiera cuando nos la quiten-. Simple. De Librito de Director Técnico I. Básico y, hasta ahora, bien efectivo.
Si bien el sábado en el Jalisco América superó a su rival prácticamente de principio a fin en presión, posesión y situaciones creadas, fue el rival el que se puso al frente gracias a un error importante del siempre confiable arquero Muñoz. En una desconcentración, este decidió apostarle a su baja velocidad para despejar un balón por la banda pero al quedarse corto fue aprovechado por el picante extremo rojinegro Álvarez para poner arriba a los locales (administrativos).
Como en dos minutos no se puede saber bien a bien si la tónica y el momento del partido ha cambiado, diremos que todo siguió igual, y transcurridos esos dos minutos América en otro de sus intentos de triangulación y profundidad central, encontró en un rebote un centro de medio gol para la cabeza de Birdman, quien no tuvo más que rematar contra un Vilar descolocado para emparejar los cartones de inmediato.
El fútbol, como todo juego, es un deporte de momentos y América ha mostrado que sabe aprovecharlos. Y también caer en ellos cuando el momento es del rival. En esta ocasión Las Águilas aprovecharon el envión de un estadio con mayoría azulcrema en total algarabía por la igualada inmediata y pronto decretaron la voltereta en un tiro de esquina, después de lo que primero pareció un estorboso cruce americanista y que terminó siendo un pase muerto para que Aguilar la empujara.
Así América ganó, sin sufrir demasiado ni tampoco forzar la máquina mucho más de lo que necesitó.  Es verdad que el juego como conjunto aún es escasísimo y las individualidades son las que han puesto los marcadores favorables, pero también Gustavo ejerció y corrigió para hacer de un equipo cortado y desorganizado, una escuadra más sólida y compacta, con el ánimo por los cielos y enrachada en el momento que se necesita para salir campeón en este país. Son seis partidos para volver a dar la vuelta, sin grandes pesos pesados en Liguilla y con la ligera mejoría exhibida, hoy más que nunca la ilusión de otro título es enorme.

Solo en México.