¿Puede un equipo que ha perdido más partidos de los que ha ganado en el
torneo ir arriba por dos a cero ante América en cuarenta y cinco minutos?
Un Sí es la respuesta.
Para que Querétaro haya hecho 4 disparos al arco en todo el partido y haya
encajado 3 en la cabaña azulcrema, estos tuvieron que ser portentosos remates o
contar con una complicidad tremenda de parte del equipo amarillo. En este caso
la respuesta es la segunda.
Las Águilas volvieron a presentarse como un equipo dudoso y lleno de
errores puntuales que no hicieron más que poner a los locales de frente al arco
de Muñoz y simplificarles la tarea de anotar.
América inició el partido con dos modificaciones a su cuadro más regular:
Velasco y Zúñiga saltaron al campo desde el principio, prescindiendo de dos
volantes: Mendoza y Arroyo, perdiendo así la fuerza por las bandas en pro de,
una supuesta, solidez central.
Un planteamiento erróneo por parte de Mohamed que dio como resultado a un
Zúñiga anulado desde el principio y el mismo fantasma intrascendente de siempre
en la figura de Velasco. Sin embargo, Las Águilas iniciaron amparadas en la
pelota parada, y en el amanecer del juego pudieron irse arriba. Con el pasar de
los minutos, la pelota fue y vino por todo el campo de juego, pero sin
asentarse con ninguna de las dos camisetas. Los de Mohamed intentaban, pero una
terrible coordinación entre mediocampistas y delanteros, no permitieron nunca
ponerse de frente al área. A la contra, Querétaro leyó acertadamente el
desacomodo de la línea de 4 y el terrible espacio entre esta y el medio sector,
donde Molina nunca encontró en Velasco un viso de cooperación.
No pasó mucho para que la lógica apareciera y Querétaro aprovechara las
deficiencias del aparato defensivo americanista y pusiera a su atacante más
peligroso mano a mano contra Muñoz. El uno a cero llegó y América se metió en
una alberca de desesperación y pifias. El dos a cero vino producto de otro
regalo americanista, más increíble que el anterior pero no tanto como el
siguiente.
Para la segunda mitad, Mohamed corrigió su error y mandó en lugar de
Martínez a Mendoza, que parece que quiere destacar de nuevo. Pero a pesar del
reparo, América no fue el mismo de otros partidos exitosos. Y como América no
entendió el examen, los sinodales decidieron encaminarlos un poco. Querétaro se
quedó con un hombre menos y después regaló una clarísima opción de gol que
Peralta supo aprovechar. Más por empuje y actitud, los azulcremas emparejaron
las cosas y Mendoza puso el dos a dos en el marcador. Sin conformismos, los
azulcremas estaban ya en el tren del todo o nada en busca de la victoria, esta,
al desaprovecharla en dos ocasiones, se fue con los locales, que dieron gracias
al último regalo de la noche por los visitantes: Goltz titubeó y nunca pudo
acomodarse para reventar un balón en área propia, y un picante Sanvezzo mandó
el balón con dramatismo al fondo de la red.
Una vez más América volvió a entregar un juego; su tercer descalabro del certamen.
Lo que queda es una sensación de bronca, pues la defensa es irregular, llegando
al extremo de mostrarse sumamente endeble ante una solitaria dosis de velocidad.
Ya no sorprende que el medio campo también provoque dolores de cabeza, es lo
que hay y mucho arreglo no tiene; así hay arreglárselas hasta el final.
Es claro que Mares no puede ser titular en este equipo. Los demás, aunque
algunos muy discutibles, es lo mejor que hay. Está en el cerebro y entrenador
de este plantel solucionar estas averías antes de repetir una noche así en
Liguilla.
El sábado sigue Chivas. El sábado, por historia, obligación y malas
experiencias en los otros clásicos de este torneo, cueste lo que cueste hay que
ganar.
#PurasPinchesFallas
#ElSábadoCuesteLoQueCueste