domingo, 17 de mayo de 2015

Siempre uno menos (América 3 vs Pachuca 4)


No siempre la mística y la playera alcanzan.


Cuando un equipo recibe siete goles en total, cuatro de ellos en casa, en una serie definitiva a ida y vuelta no hay muchas chances para terminar pasando; por más huevos, corazón y valentía que se le ponga al asunto.
América y Gustavo Matosas en especial, no aprendieron nada del torneo regular y de la ida contra Pachuca, y para la vuelta volvieron a plantarse igual. América fue a lo largo del torneo un equipo lleno de voluntad, coraje y buenas intenciones. Y también fue un equipo completamente desequilibrado, con horribles huecos en zonas críticas y una soberbia que nunca le permitió crecer a un nivel que reflejara la buena calidad de sus elementos.
Un partido que resultó épico, dramático y por momentos ilusionante para toda la nación azulcrema, pero que no debe maquillar ni servir de distractor para no ver lo que estuvo siempre ante nuestros ojos. América no quedó fuera, aunque lo parezca, por un penalti dudoso en el último suspiro del partido. Tampoco la eliminación fue porque Darwin no fue capaz de guardar el balón los últimos segundos que le quedaban al encuentro, prefiriendo un disparo desde media cancha contra el arco contrario. No. América quedó fuera contra Pachuca porque el entrenador, en su soberbia, sacrificó las esperanzas de semifinales en pro de respetar una idea o táctica que nunca en el torneo se dominó y que el rival supo descifrar y encontrarle las lagunas donde sacar redito.
Ese fue el América, un puño de ganas por atacar y siempre marcar uno más que el rival. Pero en la cancha, cuando la teoría tuvo que ser llevada a la práctica, siempre encontramos un puñado de valientes desbocados intentando atacar pero desordenadamente y sin un respaldo que los hiciera fuertes. Gustavo decidió pintar en las alturas sin construir los andamios que lo mantuvieran sin caerse y se comió 7 en dos juegos. No hay muchas otras cosas más que decir. Como aficionado se reconoce el esfuerzo y la actitud que siempre se le vio al equipo, pero también es momento de analizar la idea de un técnico que, por más necedad que valentía, nunca supo corregir el rumbo de un equipo destinado a recibir más goles de los que pueda marcar.

Un final abrupto para un torneo sumamente irregular que deja más interrogantes que certezas.

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