NOTA:
Este blog no es ni busca ser una oda constante a Antonio Mohamed (Para eso está mi twitter). Ni todo lo que hace está bien, ni todo es un desastre. Simplemente pretende dar una opinión lo más lejana a odios, rencores, frustraciones y prejuicios, con la idea de encontrarle el justo valor a cada uno de sus actos, tanto acertados como fallidos, de acuerdo a lo que se tiene y se ve. No es del interés de este que escribe, posicionar su pensamiento como la verdad única, absoluta y universal, ni tampoco descalificar de facto, cualquier otro pensamiento contrario. Mucho menos, correr ciego detrás de la aceptación pública.
¿Quién pudo pensar que este equipo
se plantaría en el Tecnológico y sacaría un resultado tan cómodo y hasta corto
para lo que se vio en la cancha?
¿Quién, en su sano juicio, pudo
pensar que Quick Mendoza haría un doblete y Rey sería fundamental para el
accionar del equipo?
¿Quién daba un peso por la
credibilidad del entrenador, después de los férreos pero nunca comprobados
rumores de divisiones y desastres dentro?
Definitivamente el mundo de
internet no. Salvo sus honrosas excepciones, este mundo se ha encargado, ya por
sistema, de presentar en cada
oportunidad, una “realidad” que en la cancha no se comprueba. Porque, como se
ha dicho aquí desde medio torneo, América no es el desastre ni el incendio que
se vende y compran los más. Ni, tampoco y verdad sea dicha, el invencible en
estrategia, que algunos otros queremos ver.
Pero este equipo está. Juega y si
tiene contundencia no tienes nada más que hacer.
Los Azulcremas llegaron a
Monterrey con una aparente tranquilidad y llenos de confianza después de
superar la eliminatoria contra Pumas. Y,
aunque desde un principio, la alineación no auguraba mucho en cuanto a la
ofensiva, América controló el partido de principio a fin. Contra once y contra
diez, el equipo de Mohamed siguió la estrategia a la perfección, contuvo con
trabajo en equipo a Pabón y los tímidos intentos de sus compañeros, para cuando
recuperara el balón lanzarse una y otra vez en la contra, aprovechando la débil
resistencia albiazul y llevarse una cómoda ventaja.
Podría parecer inexplicable que un
equipo que esté jugando Liguilla tenga en su once titular a Osmar Mares,
Osvaldo Martínez, Quick Mendoza y Luis Gabriel Rey y se encuentre en la
antesala de jugar una final. Que Layún no esté al cien, Aguilar fuera, Sambueza
en algodones y aun así compita y se atreva a ganar. Hoy más que nunca se
comprueba la valía de un entrenador profesional, que ha sabido aguantar, adecuarse a cada situación y plantarse al
final poniéndole el pecho a las balas. Y de los jugadores, que fácilmente
pudieron dejarlo morir solo, pues al final, para la opinión pública, ellos no
eran los responsables.
Mohamed no es ni será el más
grande referente del americanismo. Pero es un profesional que ha hecho mucho
con muy poco. Que ha dado ilusión con jugadores que, basta verlos en el campo,
para darse cuenta que no son, ni cerca, los que este equipo debería de tener.
Pero estos, con todas sus limitantes, han sabido responder a la hora buena.
Corren, meten, luchan y dejan todo en el campo.
Quizá no sea una simple casualidad
que, los últimos dos partidos, se hayan resuelto con goles de dos protegidos
por el entrenador que nadie quiere.
El domingo América recibe a
Monterrey, con ventaja de 3 goles y a noventa minutos de estar en otra final.
Si este equipo continúa comprometido como hasta ahora, no hay duda de que habrá
final.
Falta poco para que se hagan las
cuentas. Cuidado, porque a más de uno no le pueden salir como esperan.
#GanaAunqueAMuchosNoLesGuste
Mi mensaje es: "Hoy por la gloria en la final, que el poder azulcrema resurja"
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