Es sorprendente la forma en cómo
funcionan este tipo de juegos. Llámelo como quiera: clásico, no-clásico, “juego
de alto riesgo”, diferente. La realidad es que año tras año se comprueba
que, aún más impredecible que la Liga en
sí, estos partidos son de pronóstico borroso.
Recordemos que los dos juegos de
temporada regular contra Pumas el año pasado, quizá porque en ambos fue local,
fue América el encargado de proponer el juego y buscar con ahínco la victoria.
Bien sabemos cómo resultaron las cosas y los perdimos sin saber bien cómo y
cuando menos lo esperábamos.
El domingo en CU, en una de las
tantas vueltas de tuerca que tiene el fútbol, la tortilla se volteó. No fueron
Las Águilas quienes se adueñaron del esférico por grandes lapsos del partido ni
los encargados de generar las oportunidades más claras de gol con el marcador
sin estrenar. No queda claro del todo si América propuso de tal manera el
partido en CU porque no contaba con piezas importantes en su alineación o
Matosas le dio lectura a una probable actitud ofensiva del contrario debido a
la presión lógica de ser local. Los hechos son que por todo el primer tiempo
América sufrió el partido. Un solo tiro al arco con peligro no se generó y
atrás Muñoz se vio exigido constantemente.
En la segunda parte, aunque
Matosas atinadamente hizo cambios para recuperar un medio campo completamente
robado por el local, la tónica fue casi idéntica hasta la bendita llegada del
táctico del fútbol para alegría del visitante. En una carrera a contragolpe por
parte de un brillante Sambueza, que de pronto se vio dentro del área con la pelota en los
pies y aunque su disparo fue tapado por el arquero puma, el rebote lo aprovechó
el ídolo en gestación de Benedetto consiguiendo así la acción más determinante
en juegos como este.
A partir de ahí, otro juego se
presentó: Pumas se volcó de manera suicida en busca del empate y América tuvo
infinidad de espacios y oportunidades que de haberse concretado la mitad el
resultado pudo haber sido más abultado para los visitantes.
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el nacimiento de un ídolo |
Aquí está una victoria en
clásico; el resultado más importante hasta el momento en la era Matosas. La
primera comprobación de una teoría que
aún le faltan otros dos clásicos, mucho mejor funcionamiento y la gran
cereza de una Liguilla de campeonato. Es importante ver que el equipo sabe
ganar y se las arregla aun jugando mal y esforzándose el doble por los que no lo hacen. La mejora del equipo tiene que irse
dando, por ahora el análisis en este juego sobra. Los clásicos se ganan,
jugando bien o jugando mal. El campeonato de merecimientos es para los
pequeños. Para festejar hay que poner actitud, compromiso, pasión y quizá un
poquito de fútbol.
Siempre un gusto festejar en tu
cancha, mi amigo el puma.
#PeroCómoNoTeVoyAQuerer
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