Cuando uno pensaba en este juego en los días previos no había demasiados
buenos augurios de que resultara un cotejo simple para el cuadro azulcrema: Además
de que Pachuca siempre se le ha indigestado a los de Coapa en el Azteca, el
conjunto de Enrique Meza es un equipo, aunque irregular, sólido y con una idea
de juego ligero, colectivo y veloz.
No es poca cosa, entonces, que la estrategia diseñada por Antonio Mohamed para
este partido diera resultados y, en un porcentaje importante, resultara
responsable de guiar a la victoria al equipo.
El Turco diseñó un parado táctico de 4-5-1 constituido por Muñoz en el
arco, Paul Aguilar por banda derecha, con Goltz en mejoría y Pimentel de destacada actuación en la defensa
central y Osmar Mares en la lateral
izquierda. Molina y Martínez se encargaron de la contención, este último
ligeramente más adelantado en el campo aunque más retrasado en su cerebro. Arroyo trabajó como volante/extremo por izquierda,
mientras que Layún lo hizo, no de gran forma aunque cumplidora, por el lado
derecho (esto ante la falta de algún otro jugador confiable en ese perfil).
Oribe Peralta jugó solo en punta.
Con esto Mohamed basó el éxito del cotejo en el ir y venir de Layún y
Arroyo por las laterales tapando la llegada a los velocistas del cuadro
visitante. Además de un eficaz trabajo de media cancha en donde Molina, con una
mejor presentación, destruyó circuitos visitantes aun y a pesar de que su
compañero (Martínez) tuvo un intolerable partido.
A diferencia del encuentro contra Leones Negros, América se propuso
contener y controlar el juego y al rival; no dejarlo jugar y buscar a Peralta
entre líneas o a espaldas de los defensas para anotar. Aquí se encontró, esta
vez, la principal deficiencia en el equipo. La soledad no es buena para Oribe,
pues a pesar de que pelea y logra bajar balones, no encuentra un socio en la
parte central con quien asociarse, lo que lo deja incómodo en el campo y lejos
del balón. Cuando tiene a alguien cerca ocasiona peligro, como aquel mágico
pase que sirvió a Sambueza y que este no logró definir.
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Oribe y la soledad |
Jugando solo en punta, Peralta, no rinde ni aporta lo máximo que puede
aportar a este equipo, y aun a pesar de que la estrategia por esta vez
funcionó, América y Peralta necesita de otro delantero para terminar de
funcionar.
Al final resultó un juego interesante de América; no con demasiadas luces
ni arrollador en su marcha, pero con una estrategia que le permitió controlar a
un peligroso rival (por ochenta minutos) y con la fortuna de tener una mejor
puntería que en partidos anteriores.
Otra importante prueba viene el viernes para Mohamed y su equipo, Santos de
visita. Continuar en mejoría y ver, de una vez por todas, a Osvaldo Martínez en
la banca para la alegría de la gente y beneficio del equipo, sería lo ideal.
#OsvaldoMartínezNuncaMás
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